sábado, 7 de febrero de 2009

UNA VACA ME SUSURRÓ//VIAJES


Dirigirse despacio hacia el laberinto de sonrisas sin lágrimas.

Camniar por las polvorientes ciudades que huelen a vida latente

tomarse tiempo para crecer,

para sacudirse las miserías de poblaciones vacías

que te aplastan contra la inercia de las cosas sin sentido.


Desahogarse en llanto propio para equilibrar los excesos de nergía

Rociarse de palabras que sólo entiende el corazón

de miradas de aprecio

Bañarse en el Ganges, hacer tu ofrenda

¡Eres Bienvenido extranjero!


Purificarse con el ritual del fuego, oir la flauta y el sítar

danzar, descalzarse de nuevo y viajar hacia el inetrior de uno mismo

Navegar en la grandeza de tu alma, vidriada y opaca

de tanto cerrojo social.


Despertar, abrazarse a los que te acompañan,

entrelazar con ellos tus manos, sentir su alegría y su compasión

Llevarte en un zurrón invisible todo loq ue has aprendido

la apuesta del ser vs. tener.


Así, indiferente a cosas, a gentes y a palabras

que parecían tan necesarias ayer

vuelves a tu ¿lugar?, a tu refugio, a tu torre acristalada,

pero una sensación extraña te invade al no reconocerte con lo que te rodea.


Y recuerdas que, a orillas del ganges, una vaca te susurró "Tu casa es el mundo"


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