Dirigirse despacio hacia el laberinto de sonrisas sin lágrimas.
Camniar por las polvorientes ciudades que huelen a vida latente
tomarse tiempo para crecer,
para sacudirse las miserías de poblaciones vacías
que te aplastan contra la inercia de las cosas sin sentido.
Desahogarse en llanto propio para equilibrar los excesos de nergía
Rociarse de palabras que sólo entiende el corazón
de miradas de aprecio
Bañarse en el Ganges, hacer tu ofrenda
¡Eres Bienvenido extranjero!
Purificarse con el ritual del fuego, oir la flauta y el sítar
danzar, descalzarse de nuevo y viajar hacia el inetrior de uno mismo
Navegar en la grandeza de tu alma, vidriada y opaca
de tanto cerrojo social.
Despertar, abrazarse a los que te acompañan,
entrelazar con ellos tus manos, sentir su alegría y su compasión
Llevarte en un zurrón invisible todo loq ue has aprendido
la apuesta del ser vs. tener.
Así, indiferente a cosas, a gentes y a palabras
que parecían tan necesarias ayer
vuelves a tu ¿lugar?, a tu refugio, a tu torre acristalada,
pero una sensación extraña te invade al no reconocerte con lo que te rodea.
Y recuerdas que, a orillas del ganges, una vaca te susurró "Tu casa es el mundo"